
Una de las mejores formas de estudiar el potencial pragmático de la comunicación es experimentar lo que ocurre cuando producimos cortocircuitos en ella, es decir, introducir patrones comunicativos distintos a los esperables y observar la reacción en nuestros interlocutores.
Hay unas cuantas cosas que puedes probar:
Abuso de la metacomunicación
Hacer explícito lo que normalmente es implícito. Prueba qué pasa si te metacomunicas más de lo normal, introduciendo patrones sutiles, para que no se note mucho y luego si quieres vas subiendo el nivel. Algo como: “veo que te gusta hablar de esta serie” “Me has contado tres noticias hoy”.
Apropiación del canal
Ejercicio de la “estrategia de la cucharilla”: Consiste en no dejar claro al interlocutor cuando has desocupado el canal. Cuando parece que has terminado de hablar, y el otro va a responder, sigue hablando, a golpecitos, así varias veces. Observa su reacción.
Fallos en el acompañamiento
Pon a prueba los fallos de microcolaboración y observa las reacciones de tus interlocutores
- Proxémica: acércate demasiado, prueba después el efecto de alejarte.
 - Kinésica: muévete demasiado o quédate completamente quieta/o.
 - Gestual: gesticula de forma desajustada al contenido de la conversación.
 - Fónica: habla en un tono excesivamente fuerte y también prueba qué ocurre si hablas mucho más bajito que tu interlocutor.
 - Léxica: utiliza un vocabulario desajustado para el tipo de conversación que tengáis.
 
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 Procura hacer estas pruebas con personas diferentes para no contaminar el resultado con su anticipación o saturación.  | 
Recuerda: