Las Escalas de valoración analógica son una variante de las preguntas de escala, pero en este caso traducimos los valores a un sistema de medida analógico.
¿Con quién usarlas?
Con cualquier consultante o usuario. Incluso se pueden usar para responder de manera colaborativa en pareja, grupos, familias.
Funcionan muy bien con personas con un bajo nivel educativo o alguna limitación cognitiva o lingüística, por ejemplo:
- Niños pequeños,
- personas con discapacidad intelectual,
- ancianos con demencias,
- o personas que no hablan bien nuestro idioma.
Ejemplos de escalas de valoración analógica
Usando el espacio físico
Podemos usar el espacio físico del que dispongamos, por ejemplo de una pared a otra de la sala, o trazar la escala en un papel. Se trata de que la persona señale físicamente el “lugar” en el que se encuentra.
Puede usarse perfectamente con adultos, ya que además intensifica la carga emocional al hacer que la persona de algún modo escenifique su posición.
Como en las preguntas de escala clásicas se pueden hacer series de preguntas para rastrear información, por ejemplo:
“Pongamos que esta raya de aquí (señalando el suelo) marca el momento en que estabas más lejos de conseguir tu meta; y esta otra (desplazándose al otro lado de la habitación) es el lugar en el que te encontrarás cuando la alcances, ¿Dónde te encontrarías ahora?” Después de situarse continuamos: “y si, por ejemplo… consiguiéramos que Luis viniera a las charlas, ¿Dónde crees que te situarías?”
Referencias personalizadas
Podemos tener formatos de escalas preparados, como las anteriores, o construirlas sobre la marcha, partiendo de las referencias que nos proporcionan los usuarios, además, podemos usar objetos presentes o referencias evocadas en imaginación, por ejemplo:
Una usuaria comenta que, en un determinado momento crucial de su vida, decidió hacer el camino de Santiago, lo cual fue una experiencia clave para superar ciertas dificultades. Aprovechamos este relato cargado de emotividad para ella y construimos una escala a su medida.
_Suponiendo que el peor momento que has vivido con tu cuñada sea como estar en León (ciudad donde inició el Camino) y que cuando podamos dar por resuelto este asunto será como llegar a Santiago. ¿Dónde dirías que estás ahora? ¿Cuántas etapas has recorrido?
_En San Martín… una etapa solo.
Además, para la siguiente entrevista se compromete, por iniciativa propia, a traer su guía del Camino donde tiene marcadas todas las etapas.
Exploración usando elementos físicos
Otra posibilidad es usar cuentas, abalorios o semillas de distintos tipos o colores. Se le atribuye un valor a cada tipo y se le pide que llene un pequeño recipiente con esas bolitas. Por ejemplo:
Les damos bolitas amarillas, verdes y rojas. Que representan los distintos estados de convivencia que están experimentando.
♦ Las verdes representan momentos de paz y armonía.
♦ Las amarillas representan momentos de tensión en casa.
♦ Las rojas momentos de altercados y violencia.
Debe coger tantas bolitas como quiera y llenar una tapa en la que representa la proporción de situaciones de paz, tensión y violencia.
Objetivos
Los objetivos pueden ser varios:
- Hacer una valoración cuantitativa del clima emocional de esa casa.
- Evita respuestas totalitarias o vagas a preguntas del tipo: “¿Cómo están las cosas por casa?”, “Mal, como siempre”
- Discriminar el amarillo del rojo. Es decir, un momento de tensión no necesariamente debe desembocar en una situación de violencia. Introducir un término medio entre la violencia y la armonía nos ayudará, por ejemplo, a detectar excepciones, a matizar situaciones de tensión y sobre todo, a detectar los primeros pasos del patrón de conducta que desencadena la violencia.
Facilitan la exploración del cambio mínimo
Igual que las preguntas de escala, nos ayuda a indagar sobre el cambio mínimo, lo que es en sí mismo una intervención. "¿Qué podríamos hacer para sacar una bolita roja?" o mejor “para cambiar una bolita roja por una verde”
Además, cada color puede representar otras muchas cosas, por ejemplo, distintas personas, de modo que el número de bolitas verdes represente el tiempo que pasa prestándole atención su madre, las bolitas amarillas es el tiempo que le presta atención su padre, etc.
Otras escalas: Temperatura o estado físico
Otra posible escala de valoración analógica podría construirse en base a la temperatura, donde la relación puede pasar por diferentes estados, desde el frío más distante por debajo de cero grados, a la proximidad más ardiente que alcanza la ebullición, pasando por estados más cálidos y confortables.
Como vemos, se trata de elaborar una gradación a partir de una metáfora que nos permita comunicarnos con nuestros usuarios o consultantes, las posibilidades son infinitas y en una única técnica podemos reunir diferentes objetivos de la intervención.
Muchas gracias por el aporte. No he experimentado aun con escalas analogicas en terapia de pareja....me motiva a hacerlo de ahora en mas!
Saludos cordiales.
Pues a experimentar, Betina! Pásate por aquí en un tiempo y nos cuentas cómo ha ido 🙂
¡Un saludo!